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Politecaria - Agosto I

Politecaria
Bitácora de una bibliotecaria de preescolar

Ciudad de Panamá, Panamá
Agosto 2014 – Primera Parte

Debo confesar que nunca había visto una biblioteca de preescolar dentro de una escuela. No he estado trabajando en muchas escuelas, pero definitivamente contar con una biblioteca exclusiva para niños de 1 a  5 años,  no es una prioridad para los institutos académicos de Panamá. Por otro lado, las personas saben que las bibliotecarias existen, pero no tienen idea del trabajo que hacen, me incluyo en ello; hasta que comencé a trabajar como encargada de la Biblioteca Deborah Eisenman.
Al entrar en ella, me llené de felicidad. Para una amante de la literatura infantil, una biblioteca dotada de grandes colecciones y ejemplares de autores e ilustradores infantiles, es el paraíso. Por momentos no me creía que podría existir un sitio así. Había estudiado un diplomado en Promoción de lectura y escritura y paralelamente narración oral y cuentacuentos. Conocimientos que se complementan unos a otros pero no abrazan completamente lo que representa manejar una biblioteca con alrededor de 50 usuarios/maestras y 300 usuarios/estudiantes de edades comprendidas entre 1 a 5 años y medio.
La biblioteca Deborah Eisenman había tenido una única guardiana literaria por más de 10 años, cuyo nombre estaba escrito por todas partes, literalmente. Tenía inseguridades, ¿Cómo llegar a suplantar diez años de trabajo? Me sentía como una intrusa, pero no iba a dejar que eso permaneciera por mucho tiempo. Así que me dediqué a ordenar la biblioteca y a investigar antecedentes de la misma, como métodos de procedimiento, clasificación de procedencia, entre otros. Al principio fue un proceso tedioso; pasaba horas encontrando y ordenando documentos, papeles, materiales, información, basura, azúcar, marcadores y todo tipo de cosas.
En términos de mobiliario la biblioteca contaba con 18 estantes de varios tamaños, una mesa de interés, cinco pufs, varios cojines, dos muebles pequeños, una mesa, un mueble acolchado tipo isla, una especie de mostrador alto, una pc antigua y una ActivBoard, que es una pantalla interactiva con proyector. Había una caja muy curiosa de ayuda al planeta o reciclado, en donde encontré papeles de colores, cartulinas y recursos interesantes.
Lo primero que hice fue colocar mi nombre en la puerta, en unas letras moradas, fue mi manera de saludar o recibir este nuevo recinto, una manera de adaptarme y apropiarme del lugar.  Ahora venia conocer a los chicos. Tenía que hacerlo en grande, me habían dicho que la antigua bibliotecaria era genial, yo también tenía lo era y lo iba a demostrar.
Los grupos comenzaron a venir, justo ahí al llegar, el mismo lunes, no sabía qué hacer, estaba asustadísima y emocionada. La dinámica consistía en  que los niños se sentaban afuera a esperar que los recibiera, los saludaba y los invitaba a pasar, hacíamos un círculo en el suelo que está cubierto totalmente de una alfombra muy linda y me presentaba. Después de que ellos se presentaran, sacaba mi arma mortaliteraria.


Vamos a Cazar un Oso
Escrito por Michael Rosen 
Ilustrado por Helen Oxenbury; 
en español, editado por Ekaré en 1993.

¡Y fue un éxito!

El viaje había comenzado y yo estaba lista para vivirlo plenamente.  


*Politecaria, es una colección de crónicas sobre mi experiencia como bibliotecaria de preescolar la cual he decidido compartir, a ver si alguien se siente identificado o simplemente le da curiosidad. Cualquier pregunta a la orden
¡Las bibliotecarias unidas, jamás serán vencidas!  

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